Skip to main content
on 22 Feb 2019 8:00 AM

Los alcaldes y alcaldesas de los seis municipios piloto del proyecto Egoki2, junto con el personal técnico, durante el encuentro celebrado en los municipios de la LLanada Alavesa, delante del Ayuntamiento de Elburgo-Burgelu.


La agencia navarra del territorio y la sostenibilidad Lursarea ha participado en el proyecto Egoki2 que impulsan el Gobierno foral y la red navarra de Entidades Locales hacia la Sostenibilidad (red NELS) para promover iniciativas de adaptación al cambio climático en el urbanismo y la ordenación del territorio que desarrollan los ayuntamientos. Concretamente, el proyecto Egoki2 acaba de reunir a seis alcaldes y alcaldesas de Álava y Navarra, quienes están desarrollando sendos proyectos piloto en sus respectivos municipios, en una jornada de intercambio de experiencias sobre políticas de cambio climático que se celebró en el Ayuntamiento de la localidad alavesa de Elburgo.
Las alcaldesas alavesas de Asparrena y Elburgo-Burgelu, Txelo Auzmendi y Nati López de Munain, los alcaldes navarros de Arguedas, Peralta, Tafalla y Villava, Fernando Mendoza, Juan Carlos Castillo, Arturo Goldaracena y Mikel Oteiza, respectivamente, así como el primer edil de Berriozar, Raúl Maiza, en calidad de presidente de la asociación de red NELS, junto al personal técnico, han realizado una primera evaluación del proyecto Egoki2, que cuenta también con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad, así como de los procesos de participación ciudadana que se desarrollan en todas las localidades piloto.
Durante la jornada, organizada por la red NELS y Udalsarea2030, las redes municipales de la Comunidad Foral de Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca que actúan en colaboración, los alcaldes, alcaldesas y personal técnico celebraron una reunión de trabajo y, a continuación, realizaron sendas visitas a los proyectos que se desarrollan en los dos municipios de la Llanada Alavesa anfitriones del encuentro, Asparrena y Elburgo-Burgelu.
En Elburgo, el proyecto Biolurtu promueve un huerto ecológico didáctico, que se mantiene desde su creación en 2011 con la gestión directa del vecindario local, así como un centro de compostaje comunitario y de gestión vecinal. Por su parte, Asparrena impulsa dos proyectos de generación de energías renovables: una central de producción hidráulica en el río Zirauntza –cuyos beneficios económicos se invierten en medidas de sostenibilidad local- y una central de producción de calor a partir de biomasa procedente de la limpieza del bosque comunal que da servicio a tres edificios dotacionales del municipio: la escuela de primaria, la casa de cultura y el centro de salud.
En las dos semanas previas, se han realizado en los siete municipios piloto de Egoki2 sesiones de participación con la ciudadanía destinadas a integrar la perspectiva de adaptación al cambio climático en distintos planes y proyectos municipales. Estas sesiones se han programado como parte de los procesos de participación iniciados a finales de 2018, alrededor de la representación de la obra de teatro de humor sobre cambio climático ‘O me atienden, o me voy’, producida por la agencia de la sostenibilidad Lursarea dentro de su proyecto KliNA, la herramienta de sensibilización de la Hoja de Ruta de Cambio Climático del Gobierno de Navarra.


Seis proyectos piloto concretos


En Peralta-Azkoien, la población reflexiona sobre la revitalización del casco antiguo de la localidad y la futura adaptación de sus espacios públicos a las condiciones de un clima cada vez más extremo, aportando ideas sobre cómo incluir sombra y vegetación frente al incremento de la temperatura o cómo reducir la escorrentía en calles de fuerte pendiente en situaciones de lluvias torrenciales.
En el municipio de Tafalla, el Ayuntamiento comparte con la población las ideas para el desarrollo del proyecto estratégico de protección verde del núcleo urbano, en un bosque perimetral impulsado por la asociación Berdesia e incluido en el Plan General Municipal. El proyecto busca alcanzar un municipio neutro en carbono, más verde y con más capacidad de adaptarse al previsible incremento de temperatura, la pérdida de calidad del aire y la erosión del terreno.
En Villava-Atarrabia, el Ayuntamiento consulta a la ciudadanía sobre los espacios verdes y la posibilidad de incrementarlos y mejorarlos a partir de la renovación de sus diseños y la sustitución de especies mal adaptadas por aquellas que puedan aportar más sombra, sean menos consumidoras de agua y favorezcan la biodiversidad, con el objetivo último de establecer una red de infraestructura verde urbana conectada a través de corredores ecológicos que puedan ser además destinados a los desplazamientos no motorizados.
En Asparrena, el Ayuntamiento invita a la población a mirar hacia sus ríos Zirauntza y Ametzaga para determinar en qué lugares de sus riveras y a su paso por tres de sus concejos conviene realizar actuaciones y cómo deben llevarse a cabo para que sean soluciones naturales que permitan la expansión fluvial y eviten los riesgos derivados de las crecidas, así como, a la vez, se diseñen para el disfrute de la población y el incremento de la convivencia en espacios exteriores.
En la localidad de Elburgo, la población que participa en el proceso realiza un análisis cualitativo sobre los riesgos e impactos derivados del cambio climático que pueden afectar a distintos sistemas humanos y ecológicos y sectores sociales y económicos, tanto en el medio urbano como en el medio rural y natural. Las conclusiones del proceso servirán de base a la elaboración de las próximas normas subsidiarias.
En Arguedas, la población se reúne en el colegio público de la localidad con intención de implicar a la población más joven y a sus familias en un proceso de reflexión sobre cómo contribuir a mitigar los efectos del cambio climático, reduciendo el número de personas que utilizan el coche en sus trayectos cotidianos dentro del núcleo urbano y sobre cómo garantizar el bienestar de paseantes y personas que circulen en bicicleta, dotando a calles y plazas de sombra, vegetación y fuentes de agua, que permitan la adaptación de espacios públicos al incremento de temperatura.