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El 15 Jan 2018 7:41 AM

La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, destacó en el acto de reapertura de la iglesia vieja de Sarriguren la reurbanización de todo el entorno que la rodea como uno de los ejemplos del urbanismo social y sostenible que el Ejecutivo foral está impulsando a través de la sociedad pública Nasuvinsa. “Que un pueblo cuyas casas hace apenas dos años se caían literalmente vaya a convertirse ahora en el epicentro cultural del Valle de Egüés es ya de por sí un triunfo del urbanismo”, subrayó.

Uxue Barkos, acompañada por el alcalde de la localidad, Alfonso Etxeberria, y el gerente de Nasuvinsa, José Mª Aierdi, presidió el acto de inauguración de la antigua iglesia de Santa Engracia de Sarriguren, un pequeño templo del siglo XII, desacralizado en su día y en estado de ruina durante las últimas décadas, que el Ayuntamiento del Valle de Egüés utilizará ahora como sala noble, salón de actos y centro de actividad cultural, tras su rehabilitación y acondicionamiento.

La reapertura de esta iglesia supone la culminación del plan urbanístico de recuperación, rehabilitación y regeneración de todo el ámbito del pueblo viejo de Sarriguren, una intervención que la sociedad Nasuvinsa activó a partir de octubre de 2015. La actuación ha culminado recientemente con la recuperación y consolidación de las tres casas solariegas de piedra del antiguo concejo que quedaban en pie, la restauración y acondicionamiento de iglesia vieja –edificios todos ellos cedidos por Nasuvinsa al Ayuntamiento del Valle de Egüés como dotaciones para usos sociales y culturales- y la reurbanización del entorno como un espacio urbano de convivencia.

Un proyecto sacado de su letargo

Durante su intervención al término del acto, la presidenta del Ejecutivo foral destacó “la estrecha y fructífera colaboración” que han mantenido el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento del Valle de Egüés durante estos dos últimos años “para sacar de su letargo el proyecto de reurbanización de este pueblo viejo de Sarriguren, que llevaba más de una década en estado de abandono y de ruina, a espaldas de las nuevas edificaciones que lo iban rodeando”.

Asimismo, Barkos se refirió al Valle de Egüés, actualmente el tercer municipio de Navarra en población, como una localidad “emergente y con un tejido social y cultural muy vivo” y subrayó que “la recuperación de su pueblo viejo y todo el diseño de la ecociudad de Sarriguren en su conjunto representan uno de los mejores ejemplos de urbanismo social y sostenible, enfocado a garantizar el derecho a la vivienda, pero también la habitabilidad de nuestros pueblos”, que contribuye a “concebir las ciudades como espacios urbanos de convivencia, vida, cultura y actividad, y no sólo como meras urbanizaciones dormitorio que se extienden en frías superficies de suelo, en muchas ocasiones concebidas al calor de expectativas especulativas”.

La jefa del Ejecutivo foral también celebró que la colaboración con el Ayuntamiento del Valle de Egüés haya permitido saldar finalmente una deuda –cifrada en unos 700.000 euros- que el Gobierno contrajo con el municipio por la cesión de aprovechamientos urbanísticos que se produjo en su día para la expansión de la ecociudad de Sarriguren y que en más de una década aún no había sido atendida.